La baja autoestima está detrás de la mayoría de los problemas psicológicos y emocionales, y es un obstáculo para la felicidad.Si te preguntas cómo subir la autoestima estás en el lugar correcto. Una baja autoestima podría estar causando dificultades en tus relaciones sociales, que no te atrevas a acercarte a esa persona que tanto te gusta o que te sabotees a ti mismo/a en la persecución de tus objetivos vitales.
¿Cuáles son los síntomas de la baja autoestima?
¿Sospechas que quizá puedas tener problemas de autoestima? ¿Te consideras una persona con baja autoestima? Contesta a estas preguntas:
- ¿A menudo piensas que no vales nada y te desalientas incluso antes de comenzar un proyecto?
- ¿Crees que no puedes hacer las cosas bien y que los demás siempre las hacen mejor?
- ¿Consideras que las cosas buenas que te han pasado se deben a la suerte y que realmente no las mereces?
Si has respondido de manera afirmativa a estas preguntas, es probable que tengas una baja autoestima.
Tienes falta de autoestima si …
- No te aceptas tal como eres.
- Siempre te exiges más y más. Eres demasiado perfeccionista. Minimizas tus logros y nunca es suficiente.
- Das una importancia exagerada a tus defectos.
- Te sientes culpable cuando cometes errores y no aprendes a perdonarte.
- No confías en tus capacidades.
- Tienes miedo al fracaso y a los cambios.
- Tienes muy en cuenta la opinión de los demás y requieres de su aprobación para sentirte bien.
- No aceptas bien las críticas.
- Tienes dificultades para expresar tus sentimientos por miedo al rechazo de los demás.
- Te comparas con otros o tienes sentimientos de inferioridad.
- Te cuesta mucho decir NO.
- Tienes hábitos de vida poco saludables.
¿Qué es la Autoestima?
La autoestima son los sentimientos que nos profesamos, es el cómo nos sentimos con nuestros comportamientos, actitudes, habilidades, logros y fracasos. Es el sentido de nuestra valía y el aprecio que nos tenemos. Se trata de una relación que vamos construyendo con nuestro “yo” a lo largo de los años y que está determinada por la manera en que hemos ido reaccionando ante las situaciones que se nos han presentado en la vida.
Cuando somos demasiado exigentes con nosotros mismos y no valoramos los logros que hemos alcanzado, es probable que terminemos desarrollando una baja autoestima. Esta percepción inadecuada de nuestras capacidades y potencialidades nos limita como personas y suele generar una profunda sensación de infelicidad.